ES INCREÍBLE...

Al fin de cuentas lo que está en juego es Colombia, nuestra Patria, pero pareciese que no interesa cuando de vindictas se trata. El alborozo que causó la operación Fénix fue mayúsculo; ningún rincón de nuestro territorio estuvo ajeno a ello, lo mismo aconteció en aquella ocasión de la liberación de los secuestrados donde se hallaban los ciudadanos norteamericanos y ahora último, cuando fue dado de baja el Mono Jojoy. La diferencia es que el primero tuvo como escenario territorio ecuatoriano donde aquella célula comandada por Raúl Reyes se escondía con anuencia de sus autoridades, ejecutando todo tipo de operaciones en contra de Colombia para finalmente guarecerse en aquel territorio extranjero donde sabía era difícil su localización y ubicación porque, primero, estaba en dominio extranjero y segundo, contaba con el silencio alcahueta de ese País conocido por el nuestro; por lo que se sabía inexpugnable. Por lo mismo, la única forma de llegar a él fue mediante la operación que se ejecutó, una vez localizado: un bombardeo, que finalmente propició y posibilitó el hallazgo de los famosos computadores que hoy desestabilizan a Colombia. Primero, dijo la Corte que se debió pedir la autorización del gobierno ecuatoriano para ingresar a capturar a sus protegidos, lo que de hecho resulta un despropósito y segundo, que el material probatorio debió ser recogido con ajuste a la cadena de custodia para su legalidad y como era en territorio extranjero, por autoridades de ese País lo que, por lo mismo, nunca encontraría eco.
Al margen de todo ello, es decir, de consideraciones legalistas en extremo que de suyo resisten controversia porque, primero, Colombia mediante sus fuerzas armadas se encontraba ejerciendo un acto de defensa y segundo, el material probatorio incautado fue recolectado por personal de la Policía Colombiana con funciones de Policía Judicial así fuese en territorio ecuatoriano, es Colombia la que está en entredicho y no Alvaro Uribe Velez así hubiese sido en aquella oportunidad su presidente; de hecho, el actual, Juan Manuel Santos era Ministro de Defensa en aquel entonces; es el nombre de Colombia y sus fuerzas militares, aplaudidas a rabiar en aquel momento y ahora en la picota pública por virtud de la Corte Suprema de Justicia. Colombia -itero una vez más- sencillamente ejecutaba un acto de defensa; se defendía de los ataques indiscriminados e incesantes de las farc representadas con la columna liderada por el desaparecido Raúl Reyes; la pregunta es porqué este aspecto tan trascendental no le mereció análisis a la Corte Suprema de Justicia, terminando por asimilar semejante episodio a un hurto callejero.
Todas las acciones que quisiesen ejecutarse en contra de Colombia por los resultados de ese acto o que estuviesen en curso en nuestro País o en tribunales extranjeros, sencillamente tienen expedito el camino a instancias de la decisión de nuestra Corte Suprema de Justicia; incluso aquella que en Sucumbios se adelanta en contra de nuestro actual presidente Juan Manuel Santos donde se le impartió entonces una orden de captura. Es increíble.

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