SENTENCIA CUMPLIDA
"Mientras yo viva, él no será Juez aquí", lo sentenció en mi contra su influyente hermana. Y, a fe que lo cumplió; no pude serlo muy a pesar de dirigir toda mi fuerza para alcanzar ese peldaño para el cual me había capacitado y a donde se llega finalmente -que cosa tan injusta!- no solamente por virtud de nuestra sobrada voluntad. Ocasionalmente, producto de muy disimiles circunstancias, de hecho, gratuitas, también otros factores pueden jugar para en últimas inclinar la balanza en disfavor de aquel fervoroso deseo. En fin, para satisfacción de aquella -por si acaso- afrentosa sentencia, no tendría obstáculo alguno ya que hacía parte de la judicatura, es decir, era igualmente Juez de la República y obviamente encontraría -como en efecto lo halló- eco. No pude ser Juez, ni pude ser Fiscal sin que los receptores del pedimento minimamente hubiesen intentado confirmar o infirmar las voces difamatorias que constituyen, cuando se carece de sustento cierto y legal, la única forma;