TESTIGOS

Siempre escuche decir que la prueba testimonial era considerada la prueba reina del derecho, lo que en efecto podría ser en el entendido de que el presunto testigo, por ser de visu, transmitirá al operador judicial todo cuando, bajo la gravedad del juramento que previamente le es recibido, todos los pormenores del episodio que dijo haber observado. Francesco Carnelutti, insigne expositor, representante y referente de esta ciencia del Derecho, lo dijo desde otrora en sus Miserias del Proceso Penal: "Todos saben que la prueba testimonial es la más falaz de todas las pruebas"; a propósito, tuve la oportunidad de que algún llamado testigo a quien le recibía su declaración en mis inicios en uno de los juzgados en pretérita calenda, reiterándole que su versión era bajo juramento como que le concluía algunas contradicciones, me expresó "sí, le miento a la justicia y qué?" Y saber ahora que se convirtió en profesión. 

Esos prolegómenos para referir lo observado hoy en la televisión con el famoso "Caso Colmenares", donde, los testigos que inicialmente fueron aportados por la Fiscalía y con los cuales se la jugó prácticamente, ella misma los descalifica, los tilda de mentirosos, por lo que, contrario a solicitar o presentar la acusación que de ella se esperaba en la audiencia para el efecto programada, demanda o depreca una nulidad, razón por la cual la defensa con total tino dijo que la solicitud de la Fiscalía en el evento no debió ser la nulidad sino la preclusión ya que el artículo 331 de la Ley 906 de 2004 así lo dice.

El caso va hacia la eficacia del sistema, cuando, bajo la ritualidad del anterior ordenamiento procesal penal, una vez emitida la sentencia absolutoria por virtud de la presencia mendaz soportando un señalamiento, se ordenaba, de contera la investigación contra las personas que -se itera- con mentiras lograron la privación de la libertad de un ser humano y colocar en movimiento el aparato judicial. Era más que merecida la investigación y la consiguiente sanción penal.

Hoy, bajo la ritualidad o la sombra de tanta audiencia, se miente, se descubre que se es falaz, se priva de la libertad al ser humano, el tiempo transcurre en detrimento de una y otra parte, incluso de la misma justicia y con una nulidad se pretende la solución del enorme fiasco. Eso no es justicia. Todo ello atenta contra la dignidad del ser humano que, no por ser reo, ha perdido. 

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