DE FACTO

Se dijo que las pasadas elecciones en Venezuela realmente fueron adelantadas por la maquinaria Chavista por virtud del conocimiento que se tenía de la situación crítica de Hugo Chavez que difícilmente le posibilitaría su futura presencia para la fecha establecida en ese País para celebrar los comicios presidenciales, es decir, el mes de diciembre. Observando el panorama actual no queda la más mínima duda de ello, cuando desde hace mas de un mes no se sabe absolutamente nada, incluso del verdadero paradero del presidente Hugo Chavez de quien inicialmente se dijo había viajado hacia Cuba para continuar sus tratamientos por la grave enfermedad que padecía. Una y otra cosa se barruntó respecto de él en torno a su posibilidad de posesión o no, de su presencia física para el acto, pero no concreta y específicamente sobre su real estado de salud.

Lo cierto es que se inicia un nuevo periodo presidencial cuya elección, como se dijo, por las circunstancias que oteaban, fue adelantada para el mes de octubre pasado y, habiéndolas ganado -cosa igualmente fraguada-, era obvio que no se pararían en pequeñeces, lo que para ellos significaba la posesión desde donde -obvia y lógicamente- arrancaría el nuevo periodo presidencial e inicia todo periodo presidencial. En efecto, violando todos los preceptos legales, que no solamente Venezolanos, Colombianos, sino mundiales, que exigen una posesión para cada electo y periodo, se decidió prologar la pretérita posesión de su -oigase y lease bien- vencido periodo presidencial, para legitimar o legalizar este nuevo, cosa que constituye por demás un absurdo jurídico  mirado desde el ángulo o con la lupa que se quiera. Constituye un atropello a las instituciones, a la legalidad y a la confianza legítima que dimanan de las mismas instituciones. Pero, prologada la agonía de Chavez para su proselitismo político y para ganar las elecciones, el aparato Chavista no se iba a detener en nimiedades como lo era una posesión; algo se inventaría y a fe que lo hicieron para continuar con la hegemonía Chavista, bien o mal -no es del caso- como sí, transgrediendo lo mas elemental que comporta la inexorable posesión, constituyendo per se un gobierno de facto, un disimulado golpe de Estado.

Y la comunidad internacional, que dice? Por ahora, nada. Esperemos a ver, porque algo tendrá que ocurrir ante la incertidumbre de que Hugo Chavez aún este vivo.

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