EL POLITICO.
Sin duda pareciese que la corrupción como forma poco ortodoxa de conseguir riquezas fuese en aumento en nuestro territorio Colombiano, pero lo cierto es que no, no es así. Esta perversidad ha existido por siempre, lo que sucedió es que por una u otra razón que no es tema en el momento, de un tiempo para acá se puso en evidencia el inveterado ataque a los recursos públicos, al erario público y de formas tan disimiles como las que en la actualidad se nos están colocando a la vista en instituciones como la salud, la educación, la justicia, etc., con la convicción errada de que ese dinero es inagotable. El político entonces promete esta vida y la otra con la ayuda económica de quien, por lo mismo se constituirá en su acreedor; con la colaboración menos significativa pero igualmente importante del politiquero del barrio encargado de amasar votos pero que igual que aquel y en su proporción también se constituye en acreedor. Dos ejemplos que ponen de manifiesto el compromiso adquirido por el