FISCALIA

A raiz de los ultimos sucesos en que se encuentra comprometida la Fiscalía General de la Nación y que tienen que ver con la aparición de falsos testigos, en el ejercicio de tratar de hallar la explicación al fenómeno hay que decirse como primera medida que ello no es nuevo, es decir, la presencia de personas que movidas por equis motivo han concurrido ante los estrados judiciales, para, defendiendo un panoráma o un escenario delictivo previamente delineado, confundir a la justicia o al operador judicial en turno con la intención de obtener una sentencia que colme sus deseos, obviamente contarariando la fáctica realidad.
 
De hecho, ese inveterado comportamiento siempre tuvo como acicate grandes sumas de dinero a las que el testigo falaz, por ser esa su profesión,  obviamente no se resistiría; muchos procesos tuvieron esa estructura y asi terminaron con la condena implacable del inocente, sin que sea menester en estos momentos considerar y apreciar las minucias que conllevan la operación de la sana critica del testimonio que para el caso específico no existió.
 
Ahora, con la vigencia de la Ley 906 de 2004 -no tiene discusión alguna- ese episodio de los falsos testigos cobraron inusitada importancia para quienes lo tienen como único mecanismo, ora por apasionadas vindictas, ya porque sencillamente hay que evidenciarle a la sociedad que se tiene la razón o por sacar avante, prevalido de su egocentrismo, el proceso en turno.
 
La historia no habia ubicado a la propia justicia encarnada en la Fiscalía General de la Nación como un actor de ese entramado, pero los ultimos acontecimientos asi lo plasman; caso Sigifredo Lopez, Andres Colmenares, Coronel Plazas Vega, etc. De los admitidos 3.500 falsos testigos por el mismo Fiscal General de la Nación, algunos fueron escogidos para protagonizar aquellos procesos; de ello no hay duda alguna.
 
Qué condenado se resistiría a un ofrecimiento de una rebaja a los 30, 40 o 50 años de prisión que le fueron impuestos, a cambio del suministro de una versión ante un Juez de la República señalando y sindicando de un delito al personaje o politico escogido? Semejante gracia o regalo por ninguno de aquellos desalmados será despreciada. Y si en ello coincide el ánimo de una vindicta por parte del delincuente encardelado contra quien le puso en esa condición, menos se hará esperar y de ello está atiborrado la justicia Colombiana.
 
Cuando la negociación entró a hacer parte de la Justicia Colombiana, todo eso se esperaba; rebajas de pena por confesión, por delación, etc. daban margen para que el reo en turno jugara con todas esas posibilidades; pero que fuera la propia Fiscalía General de la Nación la que entrara a convencer a los falaces para su beneficio condenando inocentes?  Eso si que no se compadece, no tiene presentación, porque sencilla y llanamente con qué autoridad, con qué ética se entra a castigar a un semejante?

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