L A P A R C A
Constante del ser humano es el temor o el miedo a la muerte; a ese final ineludible al que que todos, sin excepcion alguna, arribaremos de una u otra forma, asi disímiles explicaciones haya tratado la humanidad de darle al episodio como cuando como para Paulo Cohelo solo "cambiamos de vagon" . La óptica que aqui pretendo no propiamente es esa, como sí, una eventual libertad y/o voluntad de escoger tal camino partiendo obviamente, y es lo que justamente colocaría como inexorable premisa, el conocimiento previo y absoluto de la verdad respecto de aquel misterio, como paso o colofón de nuestro tránsito por esta realidad y que podria calificarse como buena, mala, agradable, ingrata, triste, feliz, etc., para que respectivamente se prefiriera o se escogiera mejor estar, seguir o continuar "alla" . Para entender o comprender este escenario, amén de constituir actualmente un espejismo, una utopía y un dislate, como se dijo, tendría que existir una evidente, actual e ins