DESESPERANZA...

En este mundo y en esta sociedad poco altruista cuál puede ser la esperanza de la persona que debe vivir para proporcionarse absoluto bienestar junto a su esposa e hijos y, realmente carece del medio para el sustento? En realidad de verdad, su futuro al tornarse incierto posibilita las más inesperadas consideraciones; la desesperanza, como sucedió en Londres, bien puede ser el detonante para expresiones de ese talante. Tristeza, inconformidad, rabia afloran por borbotones. Para tal actitud de hecho existe explicación y es esa justamente, como que el ser humano tiene su limite o para el caso, la capacidad de aguantar o tolerar; y porque no, sufrir porque la carencia absoluta revestida de aquella incertidumbre, causa dolor y sufrimiento. Todo eso se hace entendible y comprensible bajo la lupa de la sensatez, principio y cualidad esta que es esquiva en quienes la abundancia impera. En aquella ciudad hubo expresiones de ese tenor aprovechadas por los infaltables inveterados dueños de lo ajeno que no necesitan de esa justificación, razón por la que no resulta difícil su explicación por parte de las autoridades de que se trata de manifestaciones delincuenciales, cuando la real esencia es otra que no se toca simple y sencillamente porque deben ser políticas gubernamentales como protección y posibilidad de acceso al trabajo para todos y cada uno de los conciudadanos para derivar aquel sustento cuya carencia derivó aquellas manifestaciones.
El ser humano no debe ser abandonado; su Estado debe arroparlo con una política de gobierno, por lo menos posibilitándole expresar y evidenciar su capacidad laboral como derecho Constitucional que lo cobija (artículo 25 C.N.), por lo que paralelamente comporta una obligación del mismo Estado por lo menos en proporcionar las fuentes de trabajo.
Por lo mismo, expresiones como las referidas no deben posibilitar escudriñar el problema río arriba sino río abajo, es decir, buscando la raíz del problema.
De hecho, el reflejo del bienestar de un País lo constituye el buen semblante de sus congéneres como que son estos quienes en últimas le evidencian al mundo su situación ora de bonanza o escasez.
De suyo la desesperanza, el desasosiego y la incertidumbre, son las causas de muchos comportamientos humanos que solo son comprendidos bajo la lupa que comporta la sencilla y llana lógica y que por su gravedad, incomprensible a la luz de la abundancia, posibilitan igualmente el resquebrajamiento hasta de sólidos de principios. Es el alcance de la injusticia.

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