L A P A R C A

Constante del ser humano es el temor o el miedo a la muerte; a ese final ineludible al que que todos, sin excepcion alguna, arribaremos de una u otra forma, asi disímiles explicaciones haya tratado la humanidad de darle al episodio como cuando como para Paulo Cohelo solo "cambiamos de vagon".  La óptica que aqui pretendo no propiamente es esa, como sí, una eventual libertad y/o voluntad de escoger tal camino partiendo obviamente, y es lo que justamente colocaría como inexorable premisa, el conocimiento previo y absoluto de la verdad respecto de aquel misterio, como paso o colofón de nuestro tránsito por esta realidad y que podria calificarse como buena, mala, agradable, ingrata, triste, feliz, etc., para que respectivamente se prefiriera o se escogiera mejor estar, seguir o continuar "alla".  

Para entender o comprender este escenario, amén de constituir actualmente un espejismo, una utopía y un dislate, como se dijo, tendría que existir una evidente, actual e insuperable motivación derivada de una circunstancia que le causara el desapego por esta vida, como cuando mi amigo osó relatarme su... tragedia?

Las circunstancias o esos avatares de la vida le colocaron en un escenario poco o nada deseado cuando la animadversion ajena y gratuita truncaron su camino, prevalidos aquellos del poder que sorprendieron la existencia de mi amigo que solo deseaba triunfar en la vida para, obviamente, procurar el bienestar de su familia que finalmente se vino al traste y que, sabedor y consciente de ello, solo se enrutó a tratar de compensar en algo el daño causado, alejando y renunciando, primero que todo, a aquel "sobrevalorado" amigo de quien regularmente suele pregonarse infinidad de virtudes incluso superando al hermano, pero que en ultimas no es cierto porque -existirán obviamente sus exepciones- en ocasiones hasta se solazan con el padecimiento ajeno. En lo que la vida posibilitó, sus hijos y su amada esposa constituyeron entonces su centro gravitacional, aclarandome enfáticamente que lo hizo voluntariamente, que su deseo ferviente fue ese.

Siendo ello asi, constituyendo todo aquello la premisa y mientras atentamente le escuchaba osaba interrogarme qué sucederia cuando por algun acaso de la vida de esos que no dejan de suceder, esa fuerza gravitacional cesara? Pobre mi amigo -pensé- porque, supongamos que la fuerza de gravedad que nos tiene atados a la tierra, igual desapareciera...(?!)

Y, obviamente, el cuestionamiento que me hice fue premonitorio porque en efecto me deslizó haberlo considerado eventual y seriamente cuando la vida le colocaba ocasionalmente ante el espectro amargo de un insuperable desencanto, de una insuperable incertidumbre y por contera insuperable indeseo existencial porque (en medio de mi reaccion negativa no podia desconocer que mi amigo habia abandonado todo y como se dice popularmente "todo es todo") no le quedaba absoluamente nada más, ninguna alternativa avizoraba en lontananza... fue la razón entonces para que su colofon fuera el desarrollo introductorio que aqui precisé.  

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