ERRADICAR O LEGALIZAR ?

Nuestra condición de simples espectadores que nos proporciona la posición de ciudadanos nos imposibilita que a simple vista nos enteremos de los intringulis gubernamentales, ya que de todo ésto finalmente nos enteramos por virtud de la acuciosidad del periodismo serio y responsable que entendiendo su sagrada misión informativa no escatima esfuerzos e incluso su misma seguridad personal para alertar a la población respecto de situaciones non santas sucedidas en aquellas altas esferas. Bajo esa premisa se mueve todo a nivel mundial; es decir, los intereses particulares priman sobre cualquier otra cosa, situación esta que, bajo el ejercicio de la política en su entendido lógico y obvio de la búsqueda y proporcionamiento del bienestar común, no tendría explicación, como que la humanidad en su integridad, independiente de su nacionalidad, debe ser destinataria de los mejores favores conforme la misma Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En este orden de ideas , si el anhelo lo constituye el bienestar común, porqué motivo cuesta tanto trabajo desterrar un mal que como la droga sicotrópica o alucinógena causa tanto daño a la sociedad en general? Algún poderoso motivo tercia para su subsistencia, como que es mucho el dinero que genera su movimiento y su influencia en la economía local e internacional, en detrimento obvio del pueblo que la consume y de quienes por la guerra que suscita su aparente combate, son abatidos con la complacencia de quienes dicen emprender una lucha incesante contra el flagelo, que en últimas como se ve, no es tal.
La solución, o bien es su absoluto destierro bajo una seria política criminal con un alto costo, su legitimación total de la que no propugno o parcial que encarnaría una regulación, posiciones éstas que significarían de una vez por todas el darse la pela como popularmente se dice, hasta tanto, como sucedió con el alcohol destinatario de la segunda, no cause tanto estrago, ya que, la tentación y los altos dividendos los genera incuestionablemente su prohibición.
No puede pretenderse una total y absoluta erradicación cuando paralelamente se legitima una dosis personal; de dónde entonces se sacará ésta si no es de aquellos grandes cultivos que finalmente de esa forma son comercializados.
Constituye un problema mundial que se soluciona, como todos, con una seria y decidida posición como política gubernamental.

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