L A M E N T I R A

Se ha dicho y con sobrada razón que mentiroso puede ser cualquiera, pero si ese mismo mentiroso quiere sostener su falacia por un buen espacio, debe contar con el plus que quien se apega a la verdad y solo a la verdad realmente no necesita porque entratandose de recordar naturalmente lo hará y evocará el respectivo episodio: la memoria!. Sí, la memoria con la que aquel mentiroso siempre tendrá que luchar para que esa natural verdad que por lo mismo se tendra a flor de labios, no le  triacione y emerja sin contratiempo alguno cuando trate nuevamente de transmitir y retransmitir el hecho; su creada falacia debe recordarla inmediatamente, en fracciones de segundo necesitará y deberá hacerlo porque caso contrario, es decir, de no hacerlo o hacerlo parcialmente, comienzará su evidencia como mentiroso.


Cuántas personas y en variados escenarios sociales, por virtud de tan elemental circunstancia se han evidenciado? Porque seguramente olvidaran que, entre otras cosas las explicaciones y las razones que torcieron, es decir, la película que crearon debe perdurar; más tarde o más temprano se verá avocado a tener que repetirla y, !ahi fue Troya¡ Es la razón para que el inexorable paso del tiempo se constituya en su peor enemigo, en el invencible enemigo que se encargará de ponerlos de manifiesto; por tan potísima razón, antes que todo el mentiroso debe estar prevalido de una excelente memoria que le permita moverse como pez en el agua ante las turbulencias que paulatinamente habrá de toparse. Quien escasamente recuerda su nombre o la nomenclatura de su residencia jamas podrá ir en contravia o retar la verdad, la elemental y natural verdad que por lo mismo, no necesita más de quien la vaya a expresar abrir la boca para que brote, mientras que aquella persona mendaz además de ello deberá luchar internamente para recordar como primera medida qué fue lo que dijo o argumentó cuando mintió, operación esta donde muchos de estos personajes se han palmarizado.


Y hemos llegado a un grado tal que el mentiroso se ufana de serlo; mientras el político lo sabe y de ello se jacta, en otro extremo del escenario social a la mentira para tratar de livianizarla y edulcorarla se le llama "piadosa". Este mundo de inversion de valores producto de una interesada narrativa, hay que hallarle una justificación a la mentira y a fe que ha sido asi; mientras el primero convence a sus electores de la necesidad de su mentira, que sin esa mentira habria continuado creyendo y de contera existiendo la miseria que su Pais arrastraba y que en honor a la verdad él ahondó, en el segundo escenario se convence de su necesidad por "amor". La mentira ha hecho carrera y ha cobrado un sitial poco y nada comun porque, de hecho, se trata de un atropello y un descalabro social cuando el ser humano ve, observa, oye y escucha, y finalmente transmite justamente eso, lo que sus sentidos percibieron; pero con fundamento en esa novedosa forma de calar, además de darle el viraje que más conviene, hasta se trata de convencer y eventualmente se convence de la realidad existencial de tal mentira. En los dos escenarios solamente ejemplificados, sí que se estila y de ejemplos vivos esta llena la sociedad.


Y, bajo todo este torrente de irregularidades donde se enaltece la mentira, la falacia y de contera el engaño y en general todo lo que va en contravia, no faltará quien proponga un día para celebrar "el orgullo mentiroso".  Asi estamos...

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