ATENTADO CONTRA EL DERECHO DE DEFENSA

Cuando ingresé a la facultad de derecho para hacerme abogado por vocación, no por una personal necesidad que erróneamente se nos siembra porque "debemos estudiar algo para ser alguien y poder conseguir un trabajo", la verdad es que en personas ajenas al medio encontré rechazo con argumentos tales como que los abogados son deshonestos cosa que en honor a la verdad, si bien es cierto tal percepción no es lejana a la verdad, no lo es menos que es la excepción.

Me hice abogado y ejerciendo la profesión, siendo el panorama mas amplio, se hace evidente que aquella deshonestidad que tanto se pregona del abogado no solamente es de su exclusividad. Pero no es el tema a tratar en estos momentos, como sí lo es el desencanto y la desilusión que aquel factor, paulatinamente aunado a la decidia, a la negligencia, a la venalidad y a la paradójica injusticia de la judicatura, finalmente me produjo al observar y concluir, con Colombia entera, que así como aquel comportamiento no era exclusivo de los abogados, se extendía igualmente a las Altas Cortes que ya es mucho decir, cual significado sabiamente alertado por Jesucristo cuando les advirtió a sus discípulos que ellos eran la sal de la tierra y "...si ustedes se corrompen, cómo evitar que se corrompa el pueblo Cristiano?"  

La justicia entonces no constituye el valor que la sociedad necesita y demanda para la eficacia del Estado de Derecho donde nos hallamos y del cual nuestra propia Constitución Política alardea. No hay acceso gratuito a la justicia y menos la representación de la misma con los ojos vendados para no observar las partes y así con proclividad inclinarse a una de ellas, no es tal. La justicia se convirtió, traspasando todos los limites, en un instrumento político, ora para obtener beneficios, ya para retaliaciones. De hecho, nuestro País paradojicamente se encuentra adornado con muchos casos de una y otra especie.

No constituye la tapa porque darle esos alcances a la justicia de por si solo es una afrenta a la Constitución y de contera lo seria, pero, cómo puede catalogarse -sino así- la compulsa de copias contra el abogado defensor porque su contraparte que de hecho es la Fiscalía lo considera sencilla y solitariamente? La Fiscalía solo es una parte dentro del contradictorio penal como lo es el defensor, luego, de dónde acá y valiéndose de que inexistencia procesal se ordena una tal compulsa de copias de su parte para que otro funcionario investigue al abogado defensor, es decir, a su contraparte? Acaso no es violar el sagrado derecho a la defensa?

Es lo que sucedió con el doctor JAIME GRANADOS PEÑA en su condición de abogado defensor del Ex Presidente y Senador ALVARO URIBE VELEZ. Dentro de los muy "curiosos y simpáticos" procesos por cuestión del famoso hacker en contra del ex-candidato presidencial del Centro Democrático OSCAR IVAN ZULUAGA de quien igualmente es su defensor legal, por parte de la Fiscalía se ordena una compulsa de copias porque algún escrito del abogado en ejercicio de la defensa encomendada unilateralmente lo considera un potencial delito. Que despropósito es ese?

Solo, y en gracia de discusión, un tal procedimiento seria del resorte del Juez de Conocimiento, jamas de la Fiscalía.





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