CUAL PAZ?

Que será la paz? Por antonomasia y por el sentir del común es la ausencia de balas en el entendido que el País no sea más un escenario de masacres por parte de las farc como episodios indiscriminados donde se victimizan a cuanto civil sea necesario porque para ellos su condición no les importa. Con ese sentimiento se viene jugando cuando la realidad es otra, porque, quién ha dicho que con los diálogos que se sostienen en la Habana con las farc van a desaparecer las balas a la que tanto se le teme? Las mismas farc han dicho finalmente que las armas jamas las entregarán, seguirán en sus manos y las armas no se tienen -y menos por ellos- como artículos de lujo; por algo las conservarán! Que paz puede ser esa entonces cuando el grupo con el cual se firma el acuerdo, por hallarse marginado del Estado Social de Derecho, alzado en armas y cometiendo cuanta fechoría se le ocurra para sus egoístas intereses, no hace dejación de sus armas? Su desprecio al Estado sigue latente por lo que no constituye la tranquilidad que como es paz esperan algunos Colombianos y digo algunos porque esa concepción no es acertada.

El Pais esta lleno de grupos como las farc, tal vez no en tamaño ni en logística, pero sí con sus mismas pretensiones que nunca serán ni han sido la lucha por el pueblo como la verdadera génesis de la insurgencia. O posiblemente sí la tuvieron en otrora pero desapareció paulatinamente cuando fueron conociendo todas las ventajas que les propiciaba el dinero mal habido para su financiamiento, ora por el secuestro, el mismo narcotráfico y otras actividades ilícitas. Estos grupos siguiendo las enseñanzas de las farc y la debilidad del mismo Estado seguramente tendrán las mismas intenciones en un futuro porque les ha quedado en claro que el delito sí paga, por lo que contrario a obtener aquel remedo de paz, tendremos mas violencia, mas balas a diestra y siniestra hasta que otro Juan Manuel Santos les llame a firmar otra tal caricatura de paz con el fin de pasar a la historia como el otro mandatario que igualmente la firmó claudicando al Estado, cosa que finalmente les interesa un bledo.

Entonces, ademas de aquellas balas y de la consabida violencia careceremos de la libertad que de todas formas hemos gozado cuando hoy no tenemos cerco alguno que nos impida por lo menos movilizarnos hacia donde lo deseemos y adquirir lo que se nos plazca y donde se nos antoje, una vez se consolide el sometimiento a las farc y de contera el cambio de nuestro sistema democrático por ese comunismo o socialismo que impera en Cuba o Venezuela como escuela donde se encuentran matriculada las farc. La vecindad con tales Países  nos brinda la oportunidad de conocer y despreciar de primera mano lo que allá sucede; de hecho, encuestas y manifestaciones repetidas realizadas dentro de nuestro territorio para consultar el sentimiento hacia las farc que le encarnan, han dejado en evidencia que tal grupo es aborrecido.

Esa no es la paz que como mandato Constitucional se consagra el artículo 22: "La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento" -reza- Un derecho fundamental para nosotros los Colombianos y un deber para quien osó ser Presidente de la República prometiendo acatar y respetar la Carta Magna que finalmente tutela nuestros derechos y nuestro bienestar y por lo cual fue elegido como final de un proceso electoral por una mayoría que le hizo, por lo mismo, legítimo, por lo que, no es entregando el Estado y el porvenir de sus electores que le eligieron para un fin determinado conforme su plataforma de gobierno que se ajustó a sus deseos, como se obtendría aquella paz, porque sencillamente constituye traición al mandato popular que le fue entregado y que es lo que está haciendo Juan Manuel Santos con Colombia entera.

Si bien la paz constituye un derecho fundamental no es sometiendo o claudicando al Estado como se logra; sería entonces un paz para las farc pero no para el pueblo Colombiano y el Presidente es elegido para complacer y propiciar su bienestar, no el de quien se alce en armas o sencillamente delinca; éste tiene otro tratamiento conforme los poderes soberanos que le delega justamente la misma Constitución y que puede resumirse en pretérita sentencia del órgano que tutela su integridad cuando dijo: "La convivencia pacifica es un fin básico del Estado y el móvil ultimo de la actividad militar de las fuerzas del orden constitucional. La paz es, además, presupuesto del proceso democrático, libre y abierto, y condición necesaria para el goce efectivo de los derechos fundamentales. El lugar central que ocupa en el ordenamiento constitucional llevó a su consagración como derecho y deber de obligatorio cumplimiento. El mínimo de paz constituye así un derecho fundamental ya que de su garantía depende la efectividad de los demás derechos civiles y políticos de la persona"






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