EL FIN DEL MUNDO NO TENDRÍA SENTIDO

Recuerdo cuando escuchábamos  muy niños que el fin del mundo sería la consecuencia de la aparición fortuita de cuatro ángeles que, ubicándose -supongo- en forma equidistante en las cuatro esquinas del planeta, la prenderían fuego; obviamente esto, como una interpretación del "apocalipsis" del cual se ocupa la Biblia. Paulatinamente fue variando como producto de otra visión, desplazándose finalmente a la Divina disposición que de nuestra vidas tiene el Creador, en otras palabras, como Dueño y Señor; El nos colocó y El dispondrá nuestra partida, somos aves de paso, con Su misión específica, luego El finalmente dispondrá de nuestras vidas bajo la lupa de su cumplimiento. Luego, la partida no es masiva; no tendría sentido. La enseñanza de Sodoma y Gomorra tiene que ser clara como que muchas tragedias, parciales, han tenido ocurrencia a lo largo de nuestra existencia, de las que obviamente tenemos que aprender, sino -cual conclusión de una partida masiva- tampoco tendría sentido. La oportunidad se brinda, la posibilidad de acumular experiencia es nuestra para allanar no solamente nuestro camino; de hecho es la misión del ser humano.

En ese orden de ideas, cuando fallecemos, para nosotros, solamente para nosotros, el mundo termina. Finaliza de tajo la oportunidad que Dios nos brindó aquí, en la tierra.

Nuestro humano periplo, por lo mismo, tiene y debe tener una razón de ser. De una u otra forma el camino correcto finalmente se toma y quien adquiere bajo esas mismas circunstancias el conocimiento, la conciencia de vida, la llana sabiduría tiene como misión difundirla, es decir, quien acumuló esa experiencia de vida debe tener por parte de El, nuestro Señor, esa posibilidad; sino, tampoco tendría sentido. Es el fin del mundo el que lo tendría, mirado sí, bajo esa sana lógica.

Quien ha vivido; quien se ha equivocado y por lo mismo sufrido de forma siamés con los suyos; quien ha aprendido como consecuencia de sus voluntarios yerros pero continúa sufriendo, debe contar con esa posibilidad de vida, sino -por enésima vez- no tendría sentido.