ASEXUADOS POLÍTICOS?

Definitivamente comparto la tesis que en política hay que tener ideas, como posición programática; lo que no, es que el político o personaje en turno, debe plegarse a la máquina que le posibilitará el triunfo anhelado, ya que insisto este procedimiento le hará perder autonomía y libertad en un momento dado. El político efectivamente debe comprometerse por lo mismo con su pensamiento, con sus ideales y difundirlos al extremo para seducir al conglomerado y obtener sus votos; si no lo hace sí será absorbido y derrotado como le sucedió a Antanas Mockus en su última empresa, cuando si bien logró seducir al electorado careció de la sagacidad o bien para llegar masivamente o para la explicación coherente con su pensamiento a esa misma masa, a quien, para la comprensión del tema no le importa el pleonasmo máxime cuando éste tiene como significado la promesa de su absoluto bienestar social y económico tan esperado y anhelado. Lo asexuado en términos políticos que por la misma razón empleó Maria Jimena Duzan para Enrique Pañalosa y Sergio Fajardo, no lo considero realmente ajustado a la realidad porque sigo insistiendo que la persecución de aquel bienestar social y económico como esperanza del pueblo Colombiano y del pueblo en general, no tiene color político; quien tenga esa bandera con absoluta transparencia no tiene porque encasillarse con uno u otro color, con una u otra insignia, pero sí difundir y defender su pensamiento, aspecto este trascendente que suele ser manejado a su amaño por las maquinarias políticas propietarias de una u otra forma de los medios de difusión. A Antanas Mockus no le perjudicó la neutralidad porque no la tenía, como es la conclusión respecto de aquellos dos personajes públicos, lo que jugó en su contra fue su falta de convicción o su endeble forma de transmitir sus pensamientos; y cierto es que el riesgo no es connatural al Colombiano, razón por la cual prefieren evocar y aplicar aquello de que "es mejor malo conocido que bueno por conocer". El colofón no debe ser otro a que efectivamente el político debe de comprometerse y, contrario al pueblo que demanda seguridad para tomar una decisión, debe ser arriesgado.

El otro camino que existe para el triunfo lo enseñó el presidente actual Juan Manuel Santos.